Protected by Copyscape Online Plagiarism Finder

jueves, 25 de febrero de 2010

Despertar.


Lejos, en el opio alucinante de media noche. Sombras y siluetas despertando en los pasillos.
Cadáveres colgando del cielo falso, en toda la casa se escucha el rapaz chillido de aves de fuego, que van incendiando las habitaciones más alejadas. Percibiendo su viveza sobre mi pupila, el aroma de sangre quemándose bajo mi piel.

¿Escuchas ese infierno? - le pregunto a la bella niña que se posa junto a mí-.
-No- Susurra sacudiendo su cabeza que se desliza lentamente por la navaja del silencio. 
Un silencio sórdido y claustrofóbico.

¿Qué es esa luz?, ¿es el espiral de un ángel que roza mis manos e intenta salvarme de este grotesco mundo? Pero, en realidad es un demonio, ¡Sé que es un demonio! ¡Yo no temo al mundo subterráneo!

Soy un demonio, un ángel caído. Un ave de fuego que destruye y calcina las almas impávidas de estúpidos borregos. Sus almas se consumen en mis brasas, sus corazones revientan como coctel molotov bajo mis pies tapizando de carmesí toda la habitación blanca. ¡Pero no es blanca! Más bien es una habitación de luz que se oscurece.

¿Estoy adentro de mi alma acaso? Se parece a mi alma, con esa forma tan sesgada.
 Esta sensación agónica que se respira agrietando la viscosa pared de mi alma.
 ¡Asquerosa alma! púdrete y desvanécete.

¡Sí!, corazón, ¡háblame!... Tú voz, he añorado con escuchar tu voz. Sé que tu voluntad jamás ha sido libre, sé que has sido un prisionero en esta tumba que llevo por cuerpo; pero, ahora dime
¿Por qué el sollozo?
¿El odio incontenible?
Que se desparrama, no por mis ojos, más bien por mi esencia maldita de soledad congénita y promiscua.

¡No!, ¿qué pasa conmigo? ¿Un retorno al árido desierto de aquellos muertos?
Pero, ¿Cómo? ¿Por qué es ahora un bosque?
 Es ahí donde yacen todos aquellos muertos
Que abonan la tierra fértil de mis ansias.

Juez y verdugo envaina tu miseria, tu venganza, tu castigo en el eclipse de mi alma.
Derrama tu furia y purifica cuanto deseo de vivir me quedase. Has el esfuerzo antes de que agite  mis alas y escape de tu hacha sanguinaria…

Soy demonio 
¿pero si fuera humano? 
¿Acaso mis dedos apuntan y mis ojos observan?
No sé lo que buscan, no lo sé, no lo sé,
Yo no lo sé….

 

lunes, 22 de febrero de 2010

Epistolario

Uno rumea siempre las palabras
más extrañas, en los momentos más inoportunos:
Te quiero, no te quiero, adiós.
Sí!, mañana, el después, No!.

Silencio.
¡C'est la vie! 

Y dos, no comprenden el significado
De las palabras machacadas por la boca
Más insensata.
La misma que destina saliva
De dulce amargura,
En paladar siempre salino.

Tres pasos de distancia
Son importantes de mantener entre sombras
Que no desean mancharse con la negrura
Que recubre a la otra.
Toda sombra respeta este código,
La ley secreta que las rige.

No diferencio la nada del todo.
O el todo que siempre termina en nada.
No acostumbro aportarme bien
Cuando me muero por sentirme mal.
Me da igual que signo hay después
De la tristeza:
signos de interrogación,
Puntos suspensivos,
¡El imposible punto final de los finales!

Divago, porque no sé  hacer nada más
Que darle vueltas
A los carruseles oxidados de mi niñez,
A la ruleta rusa de mi revolver de cinco balas,
A mi redonda luna melancólica 
Destinada  a podrirse 
En las alcantarillas de mi alma.
Divago, por temor a pronunciar
Palabras que signifiquen algo.

No quiero nombrarte, ni que me nombres
Con nombres que no sean nuestros propios nombres.
 No quiero ser etiquetado con clichés
Tele novelescos (y sé que tu tampoco).  
No quiero ser tuyo ni de nadie.
No busco, ni pretendo
Socavarte tu mundo
Con mi presencia vacía
Carente de sentido Ficcionario
En tu juego desdibujado.

¿Qué pretendo entonces?,
Sencillamente caminar: sin alarmas
O destino, sin prohibiciones que apliquen
A las prohibiciones que ya  nos aplican.
Quiero marcharme de tu mirada.
Desvanecerme en tu piel,
Que me odies cuando te quiera,
Que no me encuentres cuando me busques, Y sobre todo
Que me digas siempre lo que no quiero escuchar.

¿Por qué?
Porque puedo soportarlo.
Porque no existe bien que no te haga mal.

Quiero conocer las ansias
Los misterios de ese latido,
Tan escurridizo,
Que escapa de mis manos,
Que se niega a ser tocado por
¡Mis impulsivas manos!

Quiero ser tu amigo,
El primer amigo al que olvides
El último al que acudes
Sabiendo que no te dirá que no,
Porque no ha aprendido aún
A decirte… nunca o jamás.

¿Me basta o me sobra?
Sencillamente así lo deseo,
Así tú lo deseas.
Así lo deseamos.

Si me hieres no te lo diré.

Seamos verdaderos cuando finjamos
Ser los otros,
Esos otros que a veces seremos.
Hablemos como si nos conociéramos
De otra vida.
Como si dios nos hubiera perdonado en esta vida,
Los pecados que aún no hemos cometido.

Seré tu amigo,
Es mi decisión. Mi ultimátum.
Mi testamento. Mi epitafio.
Seré tu amigo
Porque te quiero.
Porque no resguardo fe,
Ni esperanza,
Porque la esperanza
Es alimento de pesimistas.
Seré tu amigo
Porque te quiero
Y estoy conciente
que quererte significa ser tu amigo.
Ni menos ni más.

Seré tu amigo,
y como amiga aprenderé a quererte.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Quédate.

Si llamas a mi puerta y nadie responde,
no te acongojes.
La puerta
Se abrirá sola, cuando sea el momento.
 La hora destinada.

Si cuando entras descubres 
que aún es de noche
No te preocupes.
Yo podré verte 
y te guiaré hacia donde me encuentre.

Si escuchas mi silbido bajo las escaleras
no me interrumpas con interrogantes,
porque no sabré responderte.

Si luego el silencio te resulta insoportable
no huyas de mi lado;
mas bien toma mi mano
y apriétala con fuerza.

Si me pierdo,
no me busques
yo regresaré por mi cuenta.

Si intento mentirte, no me escuches.
Mírame a los ojos.
No me dejes, aunque te pida que me dejes.

No me prometas 
lo que yo no puedo cumplirte.

Tan sólo quédate.
Quédate.
Nada más.
No pienses.
Tan sólo
quédate.