
Aunque el agua que fluye nos empape.
Aun cuando el sol se levante
a limpiar la oscuridad de nuestras ventanas
nunca seremos el uno para el otro.
Ni tú sueñas con soñar conmigo
ni yo sueño con soñarte de nuevo,
así de frágil, así de fraudulento
cuanto destino juegue a petardo y estrella.
No hay por que abrir los ojos
ni vender corazones oxidados,
en mi prosa, en mis sonetos.
Mas bien me valdría fugarme
con la muerte, dama nada exigente,
que volverme a romper con la pared el alma.
Y de nuevo:
Ni tú quieres que te quiera querer,
ni yo quiero quererte sin que me quieras.
Así de truhán, así de mezquino
cuanto cupido juegue a ensalmado y hechicera.
No hay heridos, ni estropajos
ni silencio donde ahogarnos.
Ninguno dice lo absurdo que parece
lo divertido que sería
darle medio giro a nuestras cabezas
y sospechar por un segundo
lo que ninguno ha sospechado.
Pero, y sin embargo;
Ni tú crees en lo que creo
ni yo creo creerte jamás eso,
así de mí, así de tí.
Ni tú deseas que te desee en el frío
ni yo deseo el frío con el cual desearte,
así de tierno, así de lisonjero.
Ni tú le envías postales al diablo
ni yo le hago muecas a la oración,
así de humano, así de ingenuo
cuanto beato usurero
juegue a la fe de tahúr y tarot.
Así de panfleto, así de canción
cuanto corazón juegue a la cursi resignación.
no es tamal
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