I
Testigo que no ve,
El oleaje sacudió
Su autorretrato en ése espejo
De espuma y más sal.
Navegante que no ve,
La herida que sangró
Bajo el navío que navega
Sin poder nunca en una isla encallar.
Circulo de luz,
Ojo que no puede desaguar
La melancolía transgresora
Que en noches como esta
Nunca le perdona,
Ni siquiera,
Una gota,
De inmensa piedad.
II
Tiempo que voló,
Todo es sencillez
Seguirlo en el curso equivocado
En su venganza natural.
Restos flotantes,
De su encuentro
Van emergiendo,
En los papeles del gris capitán.
En su océano de memorias
Suele celar
Una vasta y profunda
Una vasta y profunda
Soledad.
Luz nevada acarició,
Alguna vez su partida y llegada
A ese puerto de olas calmas en el/la mar,
Fue el encuentro más cercano
A una Ítaca ¿quizás?.
III
Circulo de luz,
Ojo que jamás pudo desaguar
La melancolía ¡musa asesina!
Que en noches y al filo del alba
Que pronto esta por llegar
Nunca le perdona.
Ni siquiera
Un sueño, un desvelo
Una sonrisa, una pronta caricia
Un te quiero
De triste honestidad.
De ningún modo le puede perdonar
De ningún modo le puede perdonar
Ni siquiera y aunque quiera
Esa gota inútil
De inmensa...
Piedad.
Piedad.
5:16 a.m. 20/04/10
"Restos flotantes,De su encuentro Van emergiendo" Si emergen cuando se ilumina la noche, cuando el silencio despierta y comienza andar sobre mi espalda ahora ya presa de tu recuerdo...
ResponderEliminarMuy bonito...todo se dibujo en mi cabeza a pinceladas gruesas!