Hay de luces, carruseles y laderas,
Me prometo menos nieve, menos humo, menos tos.
Mientras llega el mañana me someto a consumirme el hoy;
Más polvo, más fuego, más jarabe por favor.
Hay de sirenas, musas y estrellas,
Se parecen a ti, aún más que tú.
Y yo, y yo, y yoyo llorando en censura embotellada,
¡El descorche por favor!
No estoy mal, porque alucino,
Y mejor aún si alucino contigo.
Miro tus ojos felinos brillar en la resuelta oscuridad,
Tú cabello plumaje de cuervo,
Tu rostro estigma de ángel,
Y escucho el andar de tu corazón misterio del mar.
Y yo medio tartamudo,
Simpatizo con arena blanca ¡qué buena playa!
Y me deslizo en violeta por la razón.
No estás aquí, aunque me parezca que sí.
Y toso, toso, toso carmesí.
Dime “Serrat” ¿Qué hago aquí tan enamorado?
Canta para ella, canta como nunca por favor.
El piano tararea, se desliza, se desangra melodía en desamor.
¡Madmuasel Soledad! permítame este último tango,
Ahora que ella clava su mirada sobre mi piel de naufrago,
Que mire, que sepa
Que no necesito de sus pasos para bailar este último sopor.
Son casi las tres y tres y tres tristes tragos de trementina
En mi última intervención.
Loco, descalzo y al cadalso.
¡Más clarísima no puede estar la confusión!,
Hay de luciérnagas, karma y proxenetas,
Dos gramos de alma en conserva en mi enlatado yo,
Y “Woody” me aclara con desazón como última intervención:
“El sexo sin amor es una experiencia vacía;
Pero como experiencia vacía es una de las mejores”,
Huele a consejo, apesta a malversación.
Y hay de silencios, sombreros y estación.
Una despedida de dos peces de hielo en Whisky on the rocks.
Junio de 2006.
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